Estábamos trabajando en una Jornada de castraciones realizada en el barrio El Lucero, cuando apareció un perrito medianito, muy pero muy flaco y sarnoso que se acercó en busca de comida.
Allí se le pudo aplicar una inyección de ivomec para la sarna y le dimos comida que devoró al instante.
Mientras seguíamos con nuestro trabajo, vimos que en posición para defecar no podía hacerlo. Al querer agarrarlo para revisarlo no lo pudimos encontrar más.
A la semana volvimos por la zona para ver a otro perro con dueño que habíamos tratado una miasis, fué cuando volvimos a ver a este perrito, le pusimos comida en el piso y ya estando sentadas en el auto para irnos, vemos que vuelve a no poder defecar. Allí lo agarramos y lo llevamos a la veterinaria cercana, estuvimos 2 horas en un paletón tratando de romperle el bolo fecal.
Sin mayores resultados, lo volvimos a dejar en el mismo lugar y nos enteramos que los dueños habían mudado y habían dejado al perro en la calle, con lo que este animal se las arreglaba pidiendo comida y durmiendo en un montículo de arena en la misma puerta de la casa que alguna vez habitó.
Al día siguiente, lloviendo, fui a buscarlo y lo llevé nuevamente a la veterinaria, ahora con mejor resultado pudiendo romperle el bolo fecal. Lo llevé a mi casa y le di atención, cariño, lugar calentito y comida de buena calidad. Siguió el tratamiento para la sarna, le hice ecografías y desparasité y vacuné. El diagnóstico fué que tiene una fractura mal soldada de cadera ya que una parte del hueso toca el intestino e impide que pueda defecar normalmente si no tiene una dieta balanceada.
Lo llevé a un pensionado donde todavía está a la espera de un hogar, pero con el pelo brillante, la panza llena y el corazón contento por no tener que pasar más hambre o frio.
Trabajamos todos los días para conseguirle un hogar!!!... su nombre es SHARPY
Uno de los rescates que más me conmovió... |
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